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¿Cuál es la función de la oncoloplastía en el tema de cáncer de mama?

  • Foto del escritor: Dr. Gerardo Amarante
    Dr. Gerardo Amarante
  • 27 jun 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 10 jul 2023

La cirugía conservadora constituye la técnica de elección en el tratamiento quirúrgico de la mujer con cáncer de mama. El conflicto entre la amplitud de la resección y el resultado estético final puede conducir a la presencia de asimetrías y deformidades que se intensificarán tras el tratamiento adyuvante.


Durante las últimas décadas, la cirugía ha proporcionado a la mujer con cáncer de mama una mejora en el control locorregional de la enfermedad, una disminución en la agresividad técnica y una mejor percepción y valoración de su imagen corporal.


Estas conquistas han sido posibles gracias al progreso en el conocimiento científico que, sin duda, ha permitido abandonar definitivamente el viejo concepto mecanicista encaminado hacia un control desesperado de la enfermedad mediante técnicas mutilantes que poco o nada mejoraron la supervivencia y calidad de vida en estas enfermas. Así, la década de los años setenta se caracteriza por el inicio de diferentes ensayos clínicos que intentan mostrar un nuevo modelo en la enfermedad, que sostiene que hay una diseminación sistémica en el momento diagnóstico y que hace irrelevante el tratamiento locorregional en los períodos libres de enfermedad y en la supervivencia total.


La comprobación en estos ensayos de que la evolución a medio plazo es indiferente a la técnica quirúrgica mamaria posibilitó durante la década de los ochenta la generalización de la conservación mamaria en estas pacientes, hasta el punto de ser considerado en la actualidad el tratamiento de elección en los cánceres en estadios I y II.


En el inicio de este nuevo siglo, el diagnóstico temprano de la enfermedad permite que un grupo importante de mujeres pueda ser intervenido mediante una técnica mínimamente invasiva, en la mayoría de los casos con carácter ambulatorio, que les permite conservar el pecho, conocer su estado ganglionar mediante una biopsia ganglionar selectiva e incorporarse a su actividad personal, profesional y familiar en el menor tiempo posible. Sin embargo, todavía hay un grupo significativo de mujeres en las que es necesario realizar una mastectomía para el adecuado control de la enfermedad. Algunas de estas mujeres no son tributarias de una técnica conservadora debido a una mala relación entre mama y tumor, ya que se producirá una deformidad en la mama afectada y una asimetría respecto de la contralateral.


La cirugía conservadora persigue dos objetivos: el control local de la enfermedad y un resultado estético satisfactorio para la mujer. Sin embargo, estos dos objetivos entran en conflicto durante su realización, ya que el intento de mejorar el control local del tumor mediante resecciones más amplias conlleva un deterioro del resultado estético y, al contrario, un empeño en la mejora de la cosmética puede inducir la realización de pequeñas resecciones con un mayor riesgo de recaída local.


Uno de los objetivos de las técnicas oncoplásticas es conseguir una simetría mamaria tras la intervención. Sin embargo, los tratamientos adyuvantes a la cirugía pueden alterar significativamente este objetivo y, por ello, es necesario identificar sus efectos sobre el resultado final de la técnica. Destacan dos hechos importantes. El primero de ellos es el efecto que la radioterapia postoperatoria tendrá en la mama enferma que, en la mayoría de los casos, conducirá a una disminución del tamaño mamario y a una fijación en la altura del complejo areola-pezón.


En definitiva, la radioterapia conducirá a medio y largo plazo hacia una fijación y disminución de dicha mama, que se contrapone con el aumento de peso y la ptosis que adquirirá la mama contralateral con el paso del tiempo. La inflamación y la fibrosis también pueden impedir la corrección en la depleción del polo inferior que inicialmente se produce en las mamoplastias verticales, en especial cuando el inicio del tratamiento radioterápico es inmediato a la cirugía.


Respecto de las consecuencias del tratamiento hormonal sobre la asimetría, es bien conocido el efecto del tamoxifeno sobre el peso corporal de las enfermas, que conlleva un incremento del tamaño y el peso mamario y que conduce a una mayor ptosis de la mama. De esta forma, una enferma que precise tratamiento radioterápico en la mama enferma y que sea tratada con tamoxifeno presentará, inevitablemente, una asimetría progresiva de sus pechos a expensas de una fijación de la mama radiada y una ptosis de la contralateral.


Esta asimetría será más acusada cuanto mayor sea el volumen mamario. Este hecho debe ser comentado con la enferma para permitir que el cirujano intente demorar esta asimetría dejando más elevada la mama contralateral.



En conclusión, las técnicas oncoplásticas conservadoras constituyen una nueva aportación al arsenal técnico del cirujano general que le permite incrementar la conservación mamaria y, al mismo tiempo, mejorar el resultado estético final. Las peculiaridades técnicas y anatómicas de esta nueva modalidad quirúrgica, así como su repercusión en la imagen corporal de la mujer, hacen necesaria una dedicación preferente a esta cirugía con el fin de alcanzar el conocimiento y la habilidad necesarios para su ejecución.





 
 
 

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